Se trate de un simple relato o de una historia compleja, el tiempo es un elemento clave. Define causa y efecto, acto y consecuencia. Los libros de Reyes no están exentos de la necesidad de relacionar un suceso temporal con otro. El escritor investiga la acción de reyes y gobernantes a lo largo del tiempo, registrando el comienzo, el fin y la duración de un reinado tras otro.
Naturalmente, los lectores modernos quieren relacionar la cronología de los libros de Reyes con los sistemas de fechar que utilizamos en la actualidad, con el propósito de corresponder entre sí los hechos allí narrados con los sucesos contemporáneos en los territorios que rodeaban al antiguo Israel y a Judá. Esto tiene como fin reconstruir el contexto original de los acontecimientos.
Los libros de Reyes sincronizan los reinados del norte y del sur durante la monarquía dividida, además de registrar la duración de ambos. Pero se presenta un problema importante: estas cifras y las sincronías parecen estar en continua contradicción. Aparenta ser difícil, y hasta imposible, construir una cronología que tome en cuenta todas las cifras y que coincida con las cronologías establecidas en el antiguo Cercano Oriente. Estos conflictos numéricos han llevado a muchos a la conclusión de que los libros de Reyes no pueden ser un testimonio fidedigno de la historia de Israel. Si el escritor se equivocó con los números, ¿en qué más se habrá equivocado?
He aquí un ejemplo del problema: con frecuencia la sincronía que se da para el comienzo de un reinado no se corresponde con el número total de años referido a ese reinado. En 1 R. 15:25 se señala que el reinado de Nadab en Israel comienza en el segundo año del reinado de Asa en Judá. Y 1 R. 15:28 declara que Nadab murió en el tercer año de Asa; es decir, que reinó un año. Pero 1 R. 15:25 establece que fueron dos años. Este es un tipo de conflicto. Un segundo tipo es el que concierne al año en que se supone que un rey comenzó a gobernar. En 2 R. 3:1 vemos que Joram comenzó a reinar en el año 18 del reinado de Josafat en Judá. Pero 2 R. 1:17 afirma que comenzó a reinar en el segundo año de Joram hijo de Josafat. La tercera fuente de discrepancia es la suma de años de reinado de Israel y Judá. El número total de años de los reyes en Israel desde Jehú hasta Pekaía es de 114 años y 7 meses. Para el mismo período de tiempo en Judá, desde Atalía hasta Azarías, alcanza un total de 128 años, es decir una discrepancia de 14 años. Cuando comparamos la suma de años del reinado en Israel con el mismo período en Asiria, descubrimos que los reyes de Israel reinaron doce años más que los reyes asirios. ¡Y los reyes de Judá reinaron 25 años más! Dado que los números no coinciden, debemos entender que alguien cometió un error o que los números significan algo diferente de lo que suponemos.
En 1951, Edwin Thiele publicó The Misteryous Numbers of the Hebrew Kings [Los misteriosos números de los reyes hebreos), donde ofrecía soluciones a los problemas señalados arriba. A continuación resumimos los descubrimientos y los principios que utilizó Thiele para armonizar los años de reinado de Israel y de Judá en una cronología completa.
En Israel, el reino del norte, el año de reinado se calculaba desde el mes de Nisán en la primavera, pero en Judá, el año de reinado comenzaba en el mes de Tisrí, en el otoño. Estos dos sistemas superponen el año nuevo de enero correspondiente a los calendarios modernos. También debemos tener presente que ambos sistemas calendarios son lunares, a diferencia del calendario solar que hoy utilizamos; es decir que cada mes contaba exactamente con 30 días según las fases de la luna. Una consecuencia importante es que un año de reinado en Israel comenzaba en la primavera y se superponía en parte con dos años de reinado en Judá, que comenzaba en el otoño. Si un rey de Judá llegaba al trono antes de enero, su año de ascensión estaría en sincronía, digamos, con el tercer año de reinado de un rey en Israel. En cambio, si el rey de Judá subía al trono seis meses más tarde durante el verano boreal, su año de ascensión coincidiría con el cuarto año del rey en Israel.
Un segundo principio aplicado para resolver los conflictos numéricos es que el método para calcular los años de reinado era diferente entre los dos reinos. El primer año de un rey ¿debe incluir un fragmento del año hasta el siguiente año nuevo, o debe calcularse su primer año de reinado a partir del siguiente año nuevo? En el antiguo Cercano Oriente, algunas naciones seguían el primer método, y otras, el segundo. El primero se denomina conteo «del año de ascensión», y el fragmento de año no se cuenta; este podría designarse «Año Cero». El segundo método se denomina conteo «sin año de ascensión» y cuenta cualquier fragmento de año como «Año Uno». Esto significa que las naciones que usaban el segundo sistema de conteo están siempre un año adelantadas con respecto a aquellas que usaban el primer sistema. y con el ascenso de cada nuevo rey, la diferencia se incrementaba por un año en tiempo neto. A fin de mantener la relación en la cronología completa, en el segundo método de conteo se debe restar un año por cada rey.
Judá utilizó el sistema de conteo del año de ascensión desde Roboam hasta Josafat; luego empleó el otro método desde Joram hasta Joás. A partir del siguiente gobernante, Amasías, Judá volvió al sistema del año de ascensión hasta la destrucción de Jerusalén. En Israel, a lo largo de su historia (es decir de Jeroboam a Joacaz), solo se usó el sistema de conteo del año de ascensión. Por ejemplo, el número total de años oficiales de reinado de los reyes de Judá desde Roboam hasta Josafat es de 79. El número total de años de reinado para el mismo período en Israel, desde Jeroboam hasta Ocozías, es de 86. Pero cuando restamos un año por cada uno de los siete reyes de Israel a causa del sistema de conteo usado por Israel, la suma final es de 79 años, lo cual concuerda con el registro de Judá.
Otra fuente de confusión es cómo se informan los años de reinado. Dado que cada nación tenía su propio método, según el sistema de conteo (con el año de ascensión o sin él), se refería a las cifras del otro reinado según su propia metodología. Por lo tanto, conforme con el sistema de conteo de Judá, Roboam tuvo un reinado de 17 años, pero el sistema de conteo de Israel le adjudicaba 18 años. En 1 R. 15:25 vemos que el gobierno de Nadab en Israel comenzó en el segundo año de Asa en Judá. Dado que Israel usaba el sistema de conteo sin año de ascenso, el segundo año de Asa sería el primer año de acuerdo al conteo en Judá. Según cuál fuente usara el escritor, El registro histórico de los reyes de Israel (1 R. 14:19) o El registro histórico de los reyes de Judá (1 R. 14:29), el cálculo de los años de reinado y la sincroniza¬ción entre dos reyes deben tomar en cuenta las diferencias.
Un cuarto principio aplicado para resolver los conflictos numéricos del tiempo de reinado es reconocer que algunos reinados se superponen (especialmente en Israel) y que algunos reyes eran corregentes (especialmente en Judá). A veces estas superposiciones y corregencias se mencionan de manera explícita en el texto (por ej., 1 R. 16:21-23), en una forma llamada «fechado dual». Pero es más frecuente que la superposición de reinados deba deducirse y reconstruirse. En total se han identificado nueve superposiciones, seis para Judá y tres para Israel.
¿Cómo se correlaciona la cronología de los reyes hebreos con los acontecimientos históricos de su época? Las listas de reyes asirios mencionan un eclipse que, según cálculos astronómicos, tuvo lugar el 15 de junio del 763 a.C. Esto nos permite, a partir de los registros de la corte, establecer la fecha exacta de la mayoría de los reyes asirios y, a partir de allí, la de diversos acontecimientos en su región. En el año sexto de Salmanasar III, los asirios se enfrentaron a una coalición de reyes arameos (la actual Siria) en la batalla de Qarqar en el año 853 a.C., y entre los reyes nombrados se encuentra Acab de Israel. (Este acontecimiento no está registrado en la Biblia). En el año 18 de Salmanasar m, en el 841 a.C., los registros asi¬rios indican que este rey recibía tributo de Jehú rey de Israel. Hay doce años entre la batalla de Qarqar y la recepción del tributo de Jehú, y también doce años entre la muerte de Acab y la ascensión de Jehú (1 R. 22:51). Por lo tanto, Acab murió en el 853 a.C., y Jehú ascendió al trono en el 841 a.C. Esto permite calcular con exactitud la fecha de muchos otros reyes de Israel y de Judá. Otra sincronización que permiten los registros asirios es el año 701 a.C., cuando Senaquerib, rey de Asiria, sitió Jerusalén durante el decimocuarto año del reinado de Ezequías (2 R. 18:13). Desde la batalla de Qarqar en el 853 a.C. hasta la campaña de Senaquerib contra Ezequías en el 701 a.C., hay un lapso de 152 años según la cronología asiria. Al aplicar el cálculo apropiado de los años de reinado en Israel y en Judá, también transcurren 152 años desde la muerte de Acab hasta el año catorce del reinado de Ezequías, lo cual demuestra que la sincronía y el método de cálculo de los años de reinado son correctos.
La historia de los estudios de la Biblia en el siglo xx ha demostrado una y otra vez que los principales «problemas» en la narración bíblica eran producto de ignorancia moderna sobre el mundo antiguo. La solución de aparentes conflictos en la cronología de los libros de Reyes muestra la confiabilidad y la fidelidad del registro bíblico respecto a la historia del antiguo Cercano Oriente.
Ver el cuadro/gráfico de Reyes en la sección de gráficos, cuadros y mapas al final de la Biblia. Esa tabla es la cronología completa de los reyes de Israel y de Judá, y tiene en cuenta el comienzo de los años de reinado, los reinados superpuestos, las corregencias, los fechados duales y los dos sistemas de conteo.